La cueva de Ekain contiene un magnífico tesoro artístico dejado por los humanos Homo sapiens-sapiens de hace 13.000-14.000 años. Las personas de aquella época pintaron las figuras de unos 60 animales y numerosos signos y marcas en esta gruta. Esas representaciones están hechas de forma diferente, se han trabajado con técnicas y estilos diversos, y muchas muestran una gran maestría técnica.
Entre las figuras de esta cueva, aparte de numerosos signos de aspecto y características diferentes, se pueden ver las representaciones de 34 caballos, 11 bisontes, 5 cabras, 3 ciervos, 2 osos, 2 peces y 2 rinocerontes lanudos.
Tanto por la cantidad de figuras, como por la calidad de las mismas, Ekain se considera un “santuario rupestre” dedicado al caballo. Entre todas las representaciones de animales de esta cueva, 34 están dedicadas al caballo, más de la mitad del total.
El arqueólogo André Leroi-Gourhan definió Ekain como “el conjunto de caballos más perfecto del arte Cuaternario”.
Se pueden encontrar figuras de caballos en todas las partes decoradas de la cueva, pero este animal pasa a predominar en los paneles centrales, en las zonas más anchas y en las más visibles. Este animal posee un lugar honorífico en la organización interna de este “santuario” rupestre.
Se ha utilizado más de una teoría sobre el arte rupestre para intentar explicar la presencia del caballo en Ekain, pero la teoría del totemismo se adapta bastante bien a este caso en concreto. En el espacio más amplio de la cueva de Ekain hay una roca con una forma especial. Esa roca es la primera “forma” que ve la persona que entra en la cueva original y se ha afirmado que se asemeja a la cabeza de un caballo.
Según esta teoría, las personas de hace 13.000 o 14.000 años habrían identificado la forma de esa roca, y gracias a eso, el caballo se habría convertido en una especie de tótem o ídolo para aquellos humanos. Habrían pintado tantos caballos en la cueva de Ekain con el objetivo de adorar ese tótem.
La teoría del totemismo procede del ámbito de la etnografía comparada, obtiendo conclusiones trasladando las características de la forma de vida de las sociedades esquimales cazadoras y recolectoras actuales a las sociedades paleolíticas.
El principal problema que se ha atribuido a la teoría del totemismo es que los temas se repiten continuamente en el arte rupestre. Existen numerosas cuevas dedicadas a un grupo muy reducido de animales, ello significaría que muchas comunidades venerarían los mismos tótems.
Un segundo problema atribuido a esta teoría es el de la legitimidad de utilizar las conclusiones obtenidas en una realidad social en otra geográfica y cronológicamente tan lejana. Hay serias dudas sobre sí se pueden establecer esos paralelismos y hasta qué punto se pueden llevar los mismos.