Chufín o la Cueva del Moro Chufín está en Riclones, en el pueblo cántabro de Rionanse. Se sitúa en una escarpada ladera, cerca de la confluencia de los ríos Lamasón y Nanso. El paisaje cambió totalmente al construirse el embalse de La Palombera, en la década de los 40.
El agua del embalse agua crea un lago artificial en ella, algunas galerías inferiores quedan sumergidas y no se conoce la extensión total del sistema cárstico.
Las características del entorno físico eran ideales para la cabra y los habitantes de Chufín se especializaron en cazarla.
Sus representaciones fueron descubiertas en 1972 por el fotógrafo Manuel de Cos, el hallazgo tardío y la dificultad de acceso han sido relevantes en la conservación de las figuras, aunque la cueva esté abierta al público.
El primer grupo de representaciones se encuentra en su espaciosa entrada. Hay numerosos ciervos, un bisonte, tal vez un pez y varios signos grabados, considerados como del Gravetiense (hace 25.000-23.000 años), con la peculiaridad de que están a la luz del día, algo extraño en el arte rupestre del Paleolítico.
Ya en el interior hay un grupo de pinturas rojas, son composiciones hechas mediante puntuaciones, algunas relacionadas con representaciones de genitales. Hay caballos, un uro, puntuaciones organizadas en series, un antropomorfo femenino y un ciervo. Las figuras de animales pueden ser del final del Gravetiense o principios del Solutrense (hace 18.000 años).
Las imágenes del último grupo son grabados de líneas más finas y con detalles anatómicos, parecen ser las representaciones más recientes, hechas al final del Magdaleniense (hace unos 11.500 años).
Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008, en el conjunto de La cueva de Altamira y el arte rupestre paleolítico de la Cornisa Cantábrica.