Hornos de la Peña se sitúa en el barrio Tarriba, en el pueblo cántabro de San Felices de Buelna, en la falda de un monte con una excelente perspectiva del entorno. Tiene un desarrollo de unos 150 metros y ha vivido gente en ella desde el Paleolítico Medio hasta el Calcolítico (desde hace 80.000 años hasta hace 1.700 años). También se utilizó como refugio en la Guerra Civil española, lo que dañó gravemente el yacimiento arqueológico.
Esta cueva fue refugio de Neandertales y Homo Sapiens durante milenios, como señal de la presencia del último, se han descubierto diversas manifestaciones artísticas.
Las figuras rupestres de Hornos de la Peña se dividen en dos grupos, en la entrada hay algunas figuras animales hoy en día casi desaparecidas, hechas con surco profundo, tales como un bisonte acéfalo y un caballo, este último uno de los pocos grabados exteriores que se mantienen en el Cantábrico. Podrían ser del Gravetiense (26.000-22.000 años) o incluso del Auriñaciense (32.000-26.000 años).
En el conjunto interior se han encontrado cerca de 35 representaciones de animales y “macarroni”s, marcas hechas con los dedos sobre la arcilla blanda. Casi todos los animales son grabados, la única pintura es un caballo negro, junto con una mancha de pintura roja. Hay caballos, bisontes, uros, cabras, renos o un serpentiforme.
Pero la figura más especial es un antropomorfo femenino grabado, desnudo y con una larga cola. La forma de combinar características animales y humanas ha hecho que se piense que está relacionada con actividades chamánicas o la religión.
Parece que el conjunto interior puede ser del Magdaleniense (hace 15.500-13.000 años).
En 2008 la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad, en el grupo La cueva de Altamira y el Arte Rupestre de la Cornisa Cantábrica.