En el pueblo de Mostesquieu-Aventès, departamento de Ariège, hay numerosas cuevas situadas en la cuenca del río Volp, algunas con restos de ocupación del Paleolítico. Entre ellas está el conjunto espeleológico formado por las cavidades de Trois Frères, Tuc D´Audobert y Enlène.
Las figuras de Trois Frères fueron descubiertas en 1912 por los tres hijos del Conde de Béguën, de ahí su nombre.
En ella hay magníficas representaciones grabadas y pintadas, entre las que hay que destacar dos figuras que combinan rasgos humanos y animales, un tipo de tema raro en el arte rupestre. La cueva está cerrada al público para poder garantizar la protección de las figuras.
Además de los antropomorfos, hay también representaciones clásicas de animales, de un dinamismo incomparable, tales como bisontes o caballos. Existen también representaciones de felinos o búhos, mucho menos frecuentes en el arte rupestre.
El primer antropomorfo es el “hombre-bisonte”, formado por la cabeza de un bisonte y el cuerpo de un hombre. Parece que está conduciendo una manada de animales mientras toca un instrumento musical.
El segundo es “el hechicero”, grabado y parcialmente pintado en negro, tiene piernas humanas y genitales masculinos, las patas traseras de oso, cola de caballo, orejas y cuernos de ciervo, barba de bisonte y ojos de búho.
La imagen se sitúa en un lugar de difícil acceso, en una bóveda a una altura de 4 metros, por encima del resto de las figuras y dominándolas. Se ha interpretado como un hechicero realizando un ritual mágico, alguna deidad de la caza o un chamán en estado de trance.
Las figuras pueden ser del final del Magdaleniense, de hace unos 13.000-11.000 años, y se pueden observar en ellas técnicas artísticas muy especiales, tales como el claroscuro o la simulación de sombras.