El pueblo de Saint-Cirq, en el departamento de Dordoña, se encuentra al pie de un acantilado. En él hay una serie de agujeros que fueron utilizados para la defensa durante la Edad Media, entre ellas la cueva de Roc de Cirq, conocida también como Grotte du Socier o Cueva del Brujo.
La UNESCO declaró Roc de Cirq Patrimonio de la Humanidad en 1979, dentro del conjunto “Sitios prehistóricos y cuevas decoradas del valle del Vezèré”.
No es muy profunda, mide unos 6 metros de ancho y 13 de largo, con orientación sureste, se rebajó el nivel del suelo para facilitar la accesibilidad del público. Las figuras están bastante cerca de la luz exterior, por lo que las imágenes han resultado bastante dañadas a causa de agentes exteriores y actos vandálicos, por ello hoy en día la cueva se encuentra cerrada al público por motivos de conservación.
Sus representaciones son figuras grabadas, se inventariaron 28 imágenes en la primera fase de la investigación, situadas en dos zonas de la cueva, un grupo a una gran altura en la sala cercana a la entrada y el segundo en el fondo de la cavidad. Hay bisontes, caballos, cabras montesas, signos geométricos y tres representaciones humanas, entre ella “el brujo”.
“El brujo” se sitúa en el conjunto del interior de la cueva, entorno a un bisonte y superpuesto a un caballo. Las representaciones humanas son muy raras en el arte rupestre.
Se han descubierto más grabados en las campañas de investigación realizadas a partir del 2009, algunos bajo otros que ya se conocían antes, eso permite establecer una cronología de los dibujos.
Las figuras más antiguas serían las que se sitúan cerca de la entrada, pueden ser de finales del Solutrense, de hace unos 17.000 años. Los grabados del interior de la cueva podrían pertenecer al Magdaleniense Medio, hace unos 15.000 años.