Gargas se encuentra en el pueblo de Aventignan, departamento de Altos Pirineos. Algunas de sus galerías se conocían desde el siglo XVI y fue investigada científicamente en el siglo XIX. Un estudiante local descubrió las primeras manifestaciones de arte rupestre de la cueva en 1906. Una vez hechas las modificaciones necesarias para ello, se abrió al público.
Es una cueva grande, tiene más de 500 metros de galerías repartidas en dos niveles, está situado a una altura de unos 700 metros respecto a la ubicación del actual pueblo y allí ha vivido gente al menos desde el Musteriense (hace unos 250.000-40.000 años) hasta la Edad Media.
Aparte de los “macaroni” o marcas de dedos sobre la arcilla blanda de las paredes y el techo, se pueden distinguir dos tipos de figuras. Por un lado están las representaciones figurativas grabadas, más de 150 entre caballos, bisontes, uro, cabra montesa y mamut. Por otro lado, tenemos las manos negativas o indirectas, hechas las rojas con ocre y las negras con dióxido de manganeso.
Las manos indirectas son el elemento diferenciador de Gargas, hechas esparciendo la pintura como spray. Pintaron más de 200 y en muchas faltan uno o más dedos. Algunos arqueólogos creen que esos vacíos se deben a pérdidas por enfermedad, accidente o congelación, otros los interpretan como señal de amputaciones rituales. La teoría más aceptada hoy en día es que el modelo ocultara los dedos doblándolos. Su tamaño diverso ha provocado un arduo debate sobre su autoría.
Aunque se pueden ver dos tipos diferentes de imágenes, se cree que son hechas más o menos en la misma época, hace entre 27.000 y 22.000 años, en el Gravetiense, las dataciones con carbono 14 arrojan resultados similares. Algunas figuras pueden ser también del Solutrense, hechas hace unos 20.000-17.000 años.