Andre Madalen de Lili como ejemplo de mujer empoderada

En este inicio de temporada 2020, el Palacio Lili se une al lema Sin cadenas, en cadena planteado por Emakunde para el 8 de marzo.

Es más, queremos otorgar protagonismo a las mujeres en la apertura de temporada de este año y Arazi, la empresa que gestiona el Palacio Lili, ofrecerá gratis para las mujeres de Zestoa los pases del 7 de marzo.

Además, la imagen de Andre Madalen, la protagonista de las visitas teatralizadas del Palacio Lili, viene con una imagen renovada, Andre Madalen también es 8 de Marzo: nos aporta la imagen de la mujer trabajadora que se une a la lucha por el emponderamiento y la lucha por sus derechos de la mujer actual, inconformista y movilizada. Esta mujer vasca del siglo XVII ya tenía alguno de los derechos que las mujeres actuales han tenido que pelear. ¿Cómo perdió la mujer esos derechos?

El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, así lo proclamó la Organización de las Naciones Unidas en 1975. Es un día para proclamar que la mujer tenga en la sociedad los mismos derechos que el hombre, puesto que incluso hoy en díalas mujeres sufren violencia y discriminación de diversos tipos. La brecha salarial, la violencia de género, agresiones y abusos sexuales, discriminación laboral…

Actualmente, se ve el 8 de marzo como un día de reivindicación ligado a las mujeres de un entorno industrial, algo que empezó con las empleadas de las fábricas que fueron obteniendo independencia económica a partir de mediados del siglo XIX. De hecho, hasta hace pocos años, el 8 de marzo era conocido como el Día de la Mujer Trabajadora, es decir, el día de las mujeres que trabajan a cambio de un salario.

A partir del siglo XVIII, la Revolución Industrial provocó la generación de nuevas estructuras sociales, hasta entonces, cada artesano realizaba la transformación de las materias primas en su propia casa, combinando esa actividad con otros trabajos. Las fábricas textiles fueron de las primeras en realizar este proceso. En el sistema de trabajo doméstico, conocido también con el nombre de domestic system, trabajaban todos/as los/as miembros de la familia, pero la cara de la unidad productiva era el hombre, el marido, el padre. Cuando este se fue a trabajar a la fábrica, el resto de la familia tuvo que repartirse sus tareas. A partir de un momento, además, en las fábricas ya no bastaba con el trabajo masculino y las mujeres también se incorporaron a ese contexto industrial.

Las primeras mujers que trabajaron en la industria fueron solteras y viudas, mujeres que necesitaban un sueldo para mantenerse y mantener a su descendencia. Esas mujeres del entorno industrial, esas mujeres que trabajaban con los hombres pero en unas condiciones totalmente diferentes, fueron las que se incorporaron a los movimientos obreros en el siglo XX. El movimiento sufragista también surgió en ese contexto, el movimiento social que puso en marcha la lucha por el derecho al voto de las mujeres.

Para nosotras/os hoy en día es normal que haya elecciones y tener derecho a votar a partir de una cierta edad, o ser elegida/o para participar en una entidad pública, pero esto no ha sido así siempre, tampoco para los hombres. En el caso de la mujer, el derecho a voto llegó más tarde que para los hombres, en algunos casos además, fueron algunas mujeres las que más lucharon en contra de ese derecho. El derecho al voto femenino se aprobó en Nueva Zelanda en 1893, en Australia en 1902,  en Finlandia 1906, en 1913 en Noruega, en 1915 en Dinamarca, en 1918 en Irlanda, Polonia, Georgia y Rusia, en 1919 en Islandia, Luxenburgo, Bélgica, Alemania, Suecia y Países Bajos, en 1920an Austria, Hungría, Estados Unidos y Checoslovaquia, en 1928 en Reino Unido, en 1929 en Ecuador, en 1931 España, en 1932 en Uruguay, en 1934 en Cuba y Turquía, en 1937las Islas Filipinas…

¿Cuál ha sido la situción de la mujer en el País Vasco? Las ideas de la Ilustración del siglo XVIII y la Revolución Francesa, la industrialización del siglo XIX y las sangrientas guerras de ese siglo tuvieron consecuencias diversas en Gipuzkoa y Euskal Herria, entre otras cosas en la organización institucional. La Revolución Francesa hizo que los territorios y las/os habitantes de Ipar Euskal Herria quedaran totalmente integradas/os en los principios teóricos de liberté, égalité, fraternité. En el Sur, tras las Guerras Carlistas, los territorios forales que tenían diversos signos distintivos quedaron igualados con el resto de territorios de España, a pesar de conservar algunas características especiales, por ejemplo el Concierto Económico.

La situación de la mujer era especial en el País Vasco, en nuestro entorno las mujeres han tenido poderes y libertades que no han tenido en otros parajes. Las “brujas de Zugarramurdi” que fueron juzgadas en 1610 son ejemplo de aquellas libertades históricas de la mujer vasca.

Se ha hablado y escrito mucho sobre el matriarcado vasco o el matriarcalismo, que defiende que la nuestra ha sido una sociedad basada en el poder de la mujer, el principal personaje de la mitología vasca por ejemplo es una mujer, Mari. En general, las mujeres de los territorios vascos han tenido unas responsabilidades y un papel que no han tenido las de otras regiones, su figura ha tenido, al menos, una visibilidad social que no ha tenido en otros lugares.

Desde la perspectiva actual, las mujeres vascas de una determinada clase social tuvieron más presencia y poder que sus congeneres de otros lugares. Las familias nobles encabezadas por las mujeres, por ejemplo, no eran una excepción en nuestro entorno. Aunque sabemos poco sobre la vida de las mujeres del pueblo llano, se sabe que las mujeres recibían tierras o mayorazgos en herencia. Esto no es tan habitual en otros territorios fuera del País Vasco.

El mayorazgo era una forma de no dividir una tierra ya de por si escasa, lo que condicionaba gravemente la supervivencia. El sistema del mayorazgo garantiza la unidad y la viabilidad de la unidad productiva, pero no es nada beneficiosa para las/os segundas/os hijas/os.

El mayorazgo no es un sistema de funcionamiento exclusivamente del País Vasco, pero en nuestro territorio ha tenido una característica especial: las mujeres también podían se mayorazgos. Este sistema de mayorazgo supone que las mujeres eran las propietarias de la casa y los bienes, eran ellas las responsables de mantener en marcha la unidad productiva y las que tenían que tomar las decisiones para ello, nadie dudaba de que eso fuera así y de que las mujeres tuvieran derecho a ello.

Las mujeres vascas no han recuperado esos derechos y libertades que tuvieron hace varios siglos hasta bien entrado el siglo XX, por ejemplo, hasta hace muy poco, en el Estado Español una mujer necesitaba el permiso por escrito de su padre, marido o hermano para abrir una cuenta corriente.

¿Y cuál es la situación de la familia Lili? Es un ejemplo de la fuerza de las mujeres, la que empezó el linaje fue Domenja Lili, la mujer que inició la construcción del Palacio Lili en 1492. En los años posteriores, el Palacio Lili ha estado gobernado por mujeres durante varios períodos, aunque fueran las esposas de los herederos. Nuestra historia, “El honor de los Lili”, está ambientada en 1676, su protagonista por ejemplo, Andre Madalen, tenía derecho de decisión en los negocios de su marido.

En el caso de Andre Madalen, llegó al Palacio Lili desde Deba, entró en la familia al casarse con Sebastián Leizaola y Lili. Madalen había visto desde pequeña a su madre y a su abuela mandar en casa, dirigiendo los negocios de una persona que pasaba mucho tiempo en el extranjero y después haciéndose cargo de los negocios de una persona que ya no volvería. Para ella, las mujeres poderosas que mandaban eran pan de cada día.

Al llegar al Palacio Lili, se encontró con una situación similar. Los Lili vivían sobre todo de la comercialización del hierro y la madera y tenían negocios en diversos lugares. Sebastián se pasaba muchos meses fuera de casa por negocios, pero mientras tanto, alguien tenía que llevar la marcha de la casa, había administradores preparados para ello, pero nadie mejor que alguien de casa para llevar adelante los negocios adecuadamente, por lo que otorgó a su esposa un poder escrito para tomar decisiones de negocios.

Las crónicas cuentan otro dato sobre Magdalena de Amilibia y Elcaraeta, ¡sabía leer! En aquella época, casi todas las mujeres que sabían leer eran miembros de órdenes religiosas, no era nada frecuente que una mujer que no llevara vida religiosa obtuviera ese grado de formación.

Además, dicen que Andre Madalen sabía mandar, que era una persona de gran personalidad y que sabía establecer autoridad. Le tocó vivir tiempos difíciles, para cuando ella llegó, la familia Lili ya no tenía las posesiones de antaño, ni el buen nombre de otros tiempos. Andre Madalen mantuvo en pie la familia Lili y afrontó situaciones realmente graves, ¿de dónde saco fuerzas para ello? Ella no era alguien llegada de fuera al casarse con el hombre de la casa, al casarse con un Lili, se convirtió en una Lili más y los asuntos de los Lili se convirtieron en sus asuntos.

No le faltaba carácter y fuerza para ello, pero le tocó vivir en un sistema que permitía que las mujeres, algunas mujeres, tuvieran esas oportunidades. Hoy en día hay todavía muchas cosas que pelear en el ambito de los derechos de las mujeres y Andre Madalen se une a esas proclamaciones.

Ekainberri

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