Tito Bustillo se encuentra en Ribadesella, cerca de la desembocadura del río Sella. Forma parte del sistema de cuevas de la sierra de Ardines, donde se han identificado diez cavidades con restos de ocupación humana.
Las figuras fueron descubiertas en 1968 por miembros de un grupo de espeleología, uno de ellos, Celestino “Tito” Fernández Bustillo, murió a los pocos días en un accidente de montaña, le pusieron el nombre a la cueva en su honor.
Tras el Magdaleniense, hubo un derrumbe que cerró la boca original, donde estaba la vivienda. Considerado uno de los mejores yacimientos del Cantábrico, también contiene arte mueble.
Los habitantes de Tito Bustillo eran cazadores de ciervos y cabras, por el utillaje encontrado, la pesca también sería relevante en su forma de vida.
Los espeleólogos entraron a la parte trasera de la cueva por una grieta, ahí se encuentra también la entrada artificial actual.
El descubrimiento de las figuras fue bastante tardío y tuvo gran repercusión. Se preparó rápidamente para recibir visitas, los trabajos hechos para ello, la inadecuada iluminación, el número de visitantes y la actividad humana en el entorno dañaron el estado de conservación de las figuras, por eso, hoy en día las visitas son limitadas.
Hay tanto pinturas como figuras grabadas, las representaciones se reparten en doce zonas. Se pueden ver signos, zoomorfos y antropomorfos, entre los últimos, la única mano negativa hallada en Asturias y uno de los mayores conjuntos de vulvas del arte rupestre.
Entre los animales, hay caballos, uros, bisontes, ciervos, renos o una ballena (una de las poquísimas del arte rupestre), con magníficos ejemplos de policromía.
En julio del 2008, la UNESCO designó Tito Bustillo Patrimonio de la Humanidad en el conjunto La cueva de Altamira y el arte rupestre paleolítico de la Cornisa Cantábrica.